Para aquellas personas que hemos
visto y comprendido por medio del conocimiento y/o la práctica la vida animal y
que además aceptamos y nos maravillamos del hermoso y no menos sorprendente proceso
evolutivo de la vida nos es novedosa mas
no nos sorprende, la noticia que declaró
un grupo de expertos (Cristof Koch, Stephen Hawking, Philip Low, Irene
Pepperberg, Bruno Van Swinderen, David Edelman, Edward Boyden, Diana Reiss,
Donald Pfaff, Ryan Remedios, Harvey Karten, Franz Wollenweider, Naotsugu
Tsuchiya, Melani Boly, Steven Laureis), reunidos en la universidad de Cambridge el 7
de Julio del presente bajo el título de Cambridge
Declaration of Consciuousness que dice: “los animales no humanos incluyendo
todos los mamíferos, aves y muchas otras criaturas también poseen sustratos neurológicos
que generan conciencia.
Según el profesor Llinás la conciencia
es un proceso fisiológico que le permite al individuo moverse de modo
inteligente, es decir bajo una intencionalidad que solo poseen los animales, ya
sea buscar alimento, pareja, escapar o atacar. Para realizar alguna de estas tareas
se necesita del concurso del sistema
nervioso, el cual ha vivido un proceso evolutivo de aproximadamente 700 millones
de años. Entonces si aceptamos que el cerebro ha evolucionado y que todo lo que
se mueve en el mundo animal, lo hace por que posee un sistema nervioso,
entonces no debe sorprendernos que las propiedades de ese sistema como la
percepción, la memoria, las emociones, el pensamiento, la inteligencia,y aún la
conciencia también hayan evolucionado, es apenas obvio. Realmente lo que nos ha
impedido aceptar que los animales piensan, tomen decisiones, se emocionen,
recuerden, aprendan y de que sean concientes de su propia existencia ha sido la
idea egocéntrica planteada por las supersticiones religiosas que ubican al ser humano en una
posición especialmente privilegiada y alejada de los demás seres vivientes,
como si fuésemos individuos especiales,
claro que realmente somos tan especiales
como todos los demás, solo que nuestros
cerebros son los más evolucionados y por lo tanto poseemos el poderío neuronal más
complejo que nos ha permitido ser
los depredadores más temidos y exitosos en nuestro planeta.
Uno de los obstáculos
argumentados era la ausencia de corteza cerebral o el poco desarrollo de esta
por lo que los animales con esta característica no podían pensar, tomar decisiones
y mucho menos ser cocientes de su existencia ni del medio exterior. Vaya, pues nuestros
amigos neurocientíficos cognitivos, farmacólogos, fisiólogos, anatomistas y
neurocientíficos computacionales agregan que los animales no humanos poseen
sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados de
conciencia, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. Es decir nos dicen que los humanos no somos
los únicos concientes de nuestra propia existencia, ojalá para algo bueno nos
sirva saberlo, a ver si de una vez por todas miramos y tratamos con respeto a
los demás habitantes de nuestro planeta.
Insisto, muchos ya lo intuíamos
pues basta observar el mundo animal con algo de detenimiento para cuestionar si
un copetón que vemos en el parque y que ubicado en la rama de un árbol de
repente observa a su alrededor y sale volando en una determinada dirección y no
en otra, eso no lo hace por instinto, él debe percibir el medio exterior,
asociar sus percepciones, ser conciente de su posición, de su ser y luego decidir
para donde ir.
Me dijo un copetón un día:
No volamos por capricho, volamos caprichosamente.
“No todo es instinto en el mundo animal.”
Todo eso me parece que está muy bien y coincido con esa planilla de grandes pensadores. Pero todo se queda sólo en bellas y profundas palabras capaces de arrancar rabiosos aplausos, y hasta lágrimas, si persistimos innecesariamente en hacer de los despojos de todos estos seres en camino de incrementar conciencia nuestro alimento diario.
ResponderEliminarSi hacemos un análisis anatómico comparativo, el aparato digestivo humano está más hecho para la alimentación vegetariana que para la carnívora, aunque permite la omnívora, con lo que, a mi parecer, la evolución nos da la oportunidad de corregir para que cuando nuestro estado de conciencia (que, recordemos, está en proceso evolutivo), nos permita comprender que los demás seres con que compartimos esta hermosa mota cósmica también sienten, aprenden y anhelan vivir como nosotros, seamos capaces de prescindir de la violencia consuetudinaria que entraña su consumo.
Bueno mi querido amigo, difiero un poco de su perspectiva, vemos que en el mundo animal la tarea diaria de comer o ser comido es una constante las 24 horas del día,impuesta así por nuestra madre naturaleza que todo lo sabe. Es simplemente una transferencia de energía para sobrevivir,lo cruel es que como sobrepoblamos el planeta el hombre se ha visto en la imposición de producir más y más carne,más y más leche,más y más huevos, etc.es una locura total. Pero no podemos olvidar que nuestros ancestros fueron cazadores recolectores. Una cosa es la necesidad de alimento y otra la producción inhumana y comercial que vivimos en nuestro "civilizado mundo."
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